2017 fue marcado por una lenta y difícil fase de recuperación económica. A poco más de un mes para el final del año, los números de los más diversos sectores todavía son tímidos, pero indican que, poco a poco, el país comienza a volver a los ejes.
La proximidad de las fiestas de diciembre es positiva para el sector de envases. El segundo semestre es, históricamente, el momento en que ese nicho de la industria más se destaca en función de la mayor producción física de envases que atiende la demanda de bienes de consumo (alimentos, bebidas, cosméticos, etc.).
Un estudio de ABRE / FGV muestra que el sector cuenta con un crecimiento de demanda a cada quarter del año, siendo el último trimestre el más caliente. Para la cadena como un todo, el reflejo de la Navidad ocurre ya en el tercer trimestre, ya que muchas de las categorías de productos son atendidas con media de seis meses de antelación del momento que llegan al mercado. De esta forma, el final del año atiende a los últimos pedidos de las fiestas, entregas del verano e incluso Pascua, sin contar el abastecimiento como un todo, recordando que en esta época el poder de consumo de las familias es mayor.
«El aumento de ventas en épocas específicas es muy importante para el sector. La demanda creciente durante las fiestas de fin de año trae esperanza en relación al calentamiento de la economía en los próximos meses, lo que lleva en torno a contrataciones y capacidad total de nuestros clientes, impactando directamente en el volumen producido «, explica Gabriela Nobre, Gerente de Marketing de la COIM.
El sector de envases en tiempos de crisis
En momentos de crisis existe una retracción en el consumo en general, así como de bienes no duraderos (alimentos, bebidas, productos de higiene personal, etc.) que son las principales industrias usuarias de envases. Se produce una menor demanda y consecuentemente producción física reducida de envases, impactando el todo. El sector suele presentar variaciones – tanto en el aumento como en la retracción de la producción – más amenas si se compara con la industria de bienes durables y semidurables. Esto es porque cerca del 70% de la producción atiende al sector de abastecimiento, que es menos dependiente de crédito.
Otro impacto es la demanda por envases económicos (mayor costo / beneficio por cantidad de producto) y por envases de porciones individuales (menor gasto por compra). Con menos ingresos, el consumidor tiende a buscar opciones para ahorrar (embalajes económicos) y / o disminuir la cantidad de productos (envases de pequeñas porciones) para mantener el patrón de consumo alcanzado en períodos económicos más favorables.
«La población no deja de consumir, pero hay un cambio en relación a la marca de producto. Sentimos ese efecto, pues no sufrimos caída en el volumen de adhesivos, solamente una presión mayor en relación a los precios. Nuestros clientes no sufrieron con el volumen, sino con la receta, ya que las marcas menos premium y la guerra de precios se hizo más fuerte «, analiza Gabriela.
Fuente: Thema Relaciones Públicas y Prensa, 23 de noviembre de 2017.
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