No es de hoy que el consumidor es influenciado por lo que ve en las góndolas de los supermercados y en los estantes de farmacias y perfumerías. Los estudios de comportamiento muestran que los elementos visuales como los colores, el diseño y el formato del envase y la forma en que se exponen son factores que motivan la compra de un producto.
El levantamiento «La Hora Cierta de Activar el Shopper», divulgado por Nielsen, muestra que, en promedio, el 70% de las decisiones de compra son tomadas frente a la góndola, y que el shopper (comprador) gasta 15 segundos en los pasillos de los supermercados y y en el caso de las mujeres. La encuesta también apunta que, entre los gatillos de quienes planean una compra, están la marca (54%), la cantidad (18%) y la variedad de un producto (16%). El tamaño del embalaje y cuánto pretendía gastar tienen la misma importancia para el consumidor (13%), seguidos por el tipo de envase (11%).
Para los productos que requieren bajo planificación de compra como chocolates en barra, yogures, quesos, galletas y salsas de tomate, los envases pueden incentivar la compra por impulso.
En la categoría de productos con alta planificación, como papeles higiénicos, cremas dentales, desodorantes, jabones, pañales, jabón para ropa, café, carnes y margarinas, el shopper es más sensible a cambios de precio, pero menos propenso al cambio brusca de marcas , manteniéndose en su gama de marcas ya conocidas.
De esta forma, los envases evolucionan para acompañar el perfil del consumidor, como las botellas de yogurt sustituidas por vasos para el público joven, vasos de plástico y no de vidrio para requesón que son apilables y evitan la quiebra, y stand-up pouch (bolsa) plástica que para en pie) para atomatados en lugar de latas, para consumidores que buscan practicidad y envases más ligeros.
La búsqueda de hábitos de vida más saludables también influye en la gama de productos y los lanzamientos, a fin de contribuir con el mantenimiento de la salud y el bienestar del consumidor. Los envases de estos productos, a su vez, siguen la línea de diferenciación, con un diseño más moderno y colorido. Entre los ejemplos están margarina, yogurt, requesón y helado en las versiones «light» y «cero grasa», productos sin lactosa, sin gluten y vegan para quien tiene restricciones alimentarias o no consume alimentos y productos de origen animal.
Otra tendencia es la «premiunización» de productos, que crea experiencias más marcadas e interactivas, con la combinación de sabores y aromas diferentes de los tradicionales y coordinados con embalajes sofisticados.
Un movimiento creciente en los últimos años ha sido la reducción del tamaño de los envases y el aumento de las porciones individuales, por el número de personas solteras o que viven solas y quieren evitar el desperdicio.
Sin embargo, especialmente en Brasil, incluso con varias opciones de productos en cantidad menor, muchos consumidores todavía prefieren los envases considerados «económicos», con 1 kilo, 2,5 litros y 5 litros, por la relación costo x beneficio.
El uso de nuevas tecnologías en envases trae practicidad y conveniencia al consumidor, y aún aumenta el plazo de validez de productos, como es el caso de la tecnología reselable («abre y cierra») de fríos, de materiales «micro ondulados» que pueden se calientan en el microondas y la película que se puede llevar al horno porque posibilita la cocción de una carne en el propio envase.
Independientemente de los rumbos que los hábitos de vida sigan, el consumidor seguirá siendo el gran objetivo a ser alcanzado, tanto con novedades de productos como de embalajes, de forma que tenga más conveniencia y ventajas para, entonces, tener sus necesidades suplidas y proseguir comprando.
Por: Priscila Troian.
Fuente: Embalaje y Marca.
Disponible en: https://goo.gl/R1JXXb